El rumor de tu recuerdo
camina nuevamente
sobre las yemas de mis dedos.
El susurro de tus labios besándome,
acariciando mi piel,
vuelvo a escucharlo a cada noche…
llenándome de vida
esperanza, deseo.
Las horas se hacen eternas
y la vida se hace un castigo
cuando recuerdo tu aroma
y siento hoy su ausencia.
¿Vivir?
claro que he de vivir,
para recordar tus caricias,
y tu pelo de fuego
ardiendo entre mis manos,
recordar tus dulces labios
tocando los míos…
Claro que he de vivir,
para extrañarte en la noche,
para desearte en la mañana,
y no dejar de escribirte
en la pizarra de las estrellas.
Dedicado a mi gran amiga Ameli
Romero de Buñol
28-06-12
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