El escáner que marcaba la actividad cerebral, seguía como
siempre, plano, sin marcar ninguna irregularidad, ningún pico que dijera que
había sucedido algo.
Ya nadie lo acompañaba en la habitación, tan solo de cuando
en cuando venia su madre, acompañado de algún hermano, o algún familiar, pero
cada vez esas visitas se hacían más distantes.
Leire era la madre, de Arturo, un chaval que a los dieciocho
años nada mas sacarse el carné de conducir cogió el coche de su mejor amigo, y
un camión se saltó un stop…
Nadie murió, Arturo
había caído en coma en la mesa de
operaciones cuando le intervenían de las múltiples heridas que tenía. De eso
habían pasado ya diez años, y durante los primeros meses su madre, había
permanecido noche y día ahí a su lado, velando las noches de su hijo que no
hacia mas que dormitar. Los médicos le informaron que no tenia daños
cerebrales, que simplemente había desconectado el cerebro, y que volvería en si
cuando el quisiera, podría pasar un día, una año, o una vida, que la ciencia no
podía hacer más.
Iban y se pasaban mirando la raya siempre recta del escáner,
esperando que pronto comenzara a mostrar actividad. Pero pasaba un mes y nada, pasaron dos, tres, y nada… ya
comenzaron a no acudir todos los días, e iban uno si y dos no, luego cuando ya
hizo un año, tan solo iban los sábados un ratito… y tras el tercer año tan solo
una vez al mes.
Leire se había concienciado que su hijo no volvería a salir
de allí, iba lo veía envejecer en una cama del hospital, con su escáner siempre
plano.
Pero una noche a las tres de la madrugada, ese escáner pito.
Solo fue una pulsación de vida de ese escáner que había estado parado por diez
años.
Al poquito volvió a latir ese escáner, y desde el puesto de
guardia saltó la alarma.
¡Arturo revive!
poco a poco las actividad de ese escáner se volvió mas
activa, y a la media hora Arturo abrió un ojo. Estaba rodeado de enfermeras y
un médico que lo miraban extrañados.
-
Hola, ¿Quiénes sois, donde estoy?
logro pronunciar Arturo en un hilo de voz que le costó salir diez años.
-
Hola Arturo, soy el Doctor José
Emilio, estamos avisando a tu familia, bien venido de nuevo a la vida
Cuando llegó Leire toda nerviosa, corriendo se abrazo a su
hijo sin más, con todo el llanto reprimido de esta década aflorando a sus ojos,
Lo besaba, lo veía con los ojos abiertos y le hablaba, Arturo le estaba
hablando:
-
Mama ¿Dónde estoy, qué hago aquí?
Ahora seria hora de los psicólogos explicarle que ha estado
diez años en coma, que ha vuelto a nacer, que sus amigos de infancia ya no eran
tan niños, que algunos ya trabajaban,
otros estaban en la universidad e incluso otros como Andrés ya habían formado
una familia.
Pero todo eso sería para mañana hoy Arturo ha vuelto a la
vida.
Romero de Buñol
05-04-13