Suena en el piano y los violines
la melodía de nuestro silencio,
esa rota…
disonante…
Hundes tus tacones en
mi tango.
Deja que la sangre inunde la desazón
que los instrumentos lloran junto a mi.
Pisotea cada compás,
clava tu mirada en mi alma
que abrazada doliente a tu cuerpo se balancea,
y tus tacones…
penetran hirientes
a cada nuevo acorde de este tango.
Baila…
balancea tu cuerpo abrazado al mío,
baila…
y que los silencio se rompan
en el lánguido compás de una parada…
Baila…
y deja que me desangre,
entre la melodía,
y la cadencia de tu tacones.
Romero de Buñol
18-12-13
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