Entre cabos
y cabos primero
sonó diana.
La soldadesca se desperezaba
mientras Tapiador refunfuñaba,
Martí muy diplomático
a cagar mandó al corneta,
se dio la vuelta para no dejar de soñar.
Pero entro Gallego, y a su voz…
todos saltaron como cervatillos.
Ya con el uniforme,
y la resaca del sueño
esparcida por las cañerías
se oye al brigada chillar:
¡Toca Paco, toca!
Paco comienza a tocar,
y unos tras otros los instrumentos
comienzan a sonar,
la armonia se acopla
la música se hace realidad.
Panchin, panchin, chipum
la melodía acoge la mañana,
y Manolo Martí se acuerda del corneta
que esta mañana rompió su sueño,
y en un sueño despierto
con su clarinete le toca la marcha fúnebre.
Entre notas y corcheas
los músicos de la academia
acatan órdenes y crean amistad
de esa que con los años…
sigue estando ahí.
Romero de Buñol
25-03-13
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