
He comido
de la flor envenenada
de tu ser carnal.
He bebido
el vino cegador
de tu cáliz.
Te he amado,
y en ti he muerto.
Dame hoy el antídoto
que libere mi alma,
y así parta conmigo
a otro mundo…
donde nuevamente
amanezca la mañana,
y con el alba
se alce la noche.
Romero de Buñol
03-08-2011
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