Déjame llenar tu noche
de estrellas fugaces,
precipitando en el manto
que acuna el desasosiego
de un ayer que olvidas
la luces de la eternidad.
Permíteme que sea
ese torbellino de agua brava
que barre los miedos
del remanso de tu desesperación…
y como agua fresca
corre por la mañana.
Admíteme.
acéptame como los brazos
de las brujas soñadoras
que cambian las piedras por oro,
haciendo la alquimia de los sentidos
y llevaré tu alma
a un valle verde
lleno de flores,
cubierto de blancas nubes
que transitan por un cielo
azul…
limpio.
Sí.
otórgame tu puesto de lazarillo
para llevar tu ser
camino de la felicidad.
Romero de Buñol
14-06-2011
No hay comentarios:
Publicar un comentario