
Desperté sintiendo tu cuerpo
que cálido se abrazaba a mí,
miré la luna que rielaba en la noche
y celosa lloraba estrellas…
Me abracé a ti, te besé,
dando la espalda a la llorona luna,
ignorando la noche, el día…
Ausente de tiempo y espacio
te amé…
mientras las constelaciones
cantaban penas malditas
por romper el hechizo de la luna…
que mortecina callaba.
Romero de Buñol
12-11-10
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