Sé que vas a venir a leerme pronto
y mi pluma acaricia con escribir ideas
de las que te chillaría bajo las estrellas,
pero… miento a la noche y agónico te las callo.
Si mi pluma fuera tan osada como la luna,
que te secuestro el dorado de tu sonrisa
y la serenidad de tu aterciopelada mirada
escribiría como cada noche deseo tu cuerpo.
Si perdiera la cobardía de mi ser mortal
y pudiera narrar el deleite de tu besar
cuando las mariposas golpean por salir
de este pecho donde te callo a diario
No dudes mujer,
no dudes que chillaría bien alto tu nombre,
y todas las glorias que él me regala diario,
todas las alegrías que tu juventud perenne
me ofrenda con la primera mirada del día.
Así, que cobarde no escribo lo que deseo,
y envuelto entre estos versos aburridos
si miras, encontrarás lo que te quiero decir,
y si no lo ves, te lo digo así de claro:
mujer, cómo te quiero, cómo te deseo.
Romero de Buñol
05-10-10
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