martes, 1 de junio de 2010

el asilo de la palabra




Me vi desnudo de palabras,
el verbo caía solitario,
amar,
temer,
querer,
vivir
llovían sin sustantivos
olvidados en algún cajón amorfo.

Los pronombres se mezclaron,
y el yo, eras tú
el él, quiso ser nosotros,
y ellos envidiosos miraban a vosotros.

Palabrería vacía y vulgar
salía de mi pluma angustiada,
incapaz de rimar un verso
incapaz de hacer florecer una metáfora.
incapaz de conjugar un verbo.

Salpicado con la derrota
tiré la maltrecha pluma,
rasgué el papiro profanado
vertiéndolo al olvido.

Lloré,
clamé,
y vagué perdido
para morir en una puerta donde rezaba
“Asilo de la palabra”.
Entré,
leí,
y allí estaban todos mis versos.

Estaban los que hablaban de ti,
los que hablaban de el, de ella,
también de mis lagrimas, de mis júbilos,
de los gozos callados, de los no tan callados.

Me llene de ellos,
comprendí… que no hay que amar por amar,
y que hay que morir por lo que hay que morir,
por amor,
por la paz
por la libertad.
y que a esas cosas,
a esas mismas cosas
son a las que hay que escribir,
al amor,
a la paz
a la libertad.

Me vestí de ellos,
armé mi pluma destrozada,
y la rimas fluyeron de nuevo
cantándole al amor,
defendiendo la paz,
luchando por la libertad.

Paco
31-o5-10

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