Aceras rotas,
bordillos desgarrados,
papelera pisoteado,
y las rejas…dolidas…
Huele a orín,
a frío de piedra labrada,
a olvido humano
a eternidad errante…
huele… a soledades lloradas.
Con todo su abandono,
tan solo vino a morar la belleza
que se instala en lo perdido,
en lo olvidado del tiempo…
Belleza de aceras rotas,
bordillos desgarrados…
puertas descolgadas…
ventanas de vidrios rotos…
belleza olvidada.
Paco
23-10-09
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