Defíneme el color verde
con el que emergen las plantas
atravesando el gris sucio,
el gris con que centellea
la carretera asfaltada.
Sé de los viejos azules
con que el cielo se vestía:
ahora lo adorna el opaco
tinte ceniza del humo.
Y las nocturnas farolas
lo alumbran como neblina.
Llueve, y esa suciedad
no, no huele a petricor,
ni se queda en el asfalto,
se va a los desaguaderos,
de ahí, a barrancas y al mar.
¿Viste el azul marinero?
Pesca en las aguas inquietas
y comamos la basura
que de gris centelleaba,
donde el verdor de una planta
intentaba crecer solo.
Romero de Buñol
11/12/23
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