Derramar mis besos
sobre tu broceada piel…
cómo si fueran las letras
de mis más ardiente poema.
Cincelar cada palabra
con el fuego de mi deseo,
grabar o tatuar en tu piel
mi poema más fogoso,
con la lascivia de mi pasión.
Verter una a una
cada sensación que mi cuerpo
siente del tuyo,
cada deseo que tus labios
provocaron en mi ser…
Y escribir…
esas letras que inundan mis labios,
esos versos que nacen en mis dedos,
ese poema…
que tu piel arranca a mi alma.
Ese frenesí
que tu alma de mujer
provoca cada día
con sólo tu presencia.
Romero de Buñol
19-07-13
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