Rozando mi piel con tu piel,
lamiendo la estela de mi deseo,
devorando tu cuerpo,
devorando mi cuerpo…
gozando del alarido jadeante
que tu frenesí ruge a cada envestida.
La noche se carga de silencios,
y nuestros cuerpos rugen hambrientos
en la música del placer carnal.
Gritos, suspiros colgados de un alarido,
besos, recorriendo los laberintos del placer,
tu cuerpo y mi cuerpo
desenfrenados en el orgasmos
donde un ronco clamor fluye de mi garganta
y en vertiginoso y hambriento beso
me fundo en tu boca…
Romero de Buñol
16-05-13
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