Como una dulce tortura
vagas en el silencio
que incesante inunda
las eternas horas alejadas.
Como una condena distante
la sinfonía de tu voz
reitera tus palabras,
y en ellas hallo esa paz
que tus ojos me regalan
cuando sereno en ellos miro.
Como una amarga reiteración
el recuerdo de tu perfume
me transporta a la pista baile
y nuestros cuerpos abrazados…
Como una daga mortífera
la noche…
me recuerda…
que no puedo vivir sin ti.
Romero de Buñol
22-05-13
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