sábado, 7 de abril de 2012

gris



Desaparecían estrellas,
y el mar se enlutaba,
se quedó un cielo negro
sin luna ni estrellas.
Lloró la noche…
amaneció gris y plomizo.
El mar se agitó
y sus olas rompieron bravas
contra los acantilados.

Siguió llorando amargo el día,
y esa noche fue solitaria…
sin estrellas ni lunas,
al igual que el día nadie cantó.

Pero al romper la mañana
allá en el lejano horizonte
un nuevo haz de luz inundaba el cielo.
Venía alegre el despertar
y el bosque revivió,
cantaba, corría, vivía…

Un cielo despejado y azul
cubría un mar manso,
y al llegar la noche
vino con todas sus estrellas
y una luna que florecía.

Romero de Buñol
07-04-12

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