martes, 21 de febrero de 2012

luna de miel


Venía el panzudo oso
relamiéndose en la mañana,
con ojos de felicidad.

El bosque despertaba
y todos lo veían caminar
con su paso relajado
su rostro lleno de dicha.

Salto el descarado conejito
y con su saña habitual
le preguntó al gran oso
que donde venia tan feliz.

El gran oso se quedó mirándolo,
y con la misma felicidad
que hoy lo envolvía todo
simplemente dijo:
“Vengo de luna de miel”
y continuó con su caminar ceremonioso.

Ahora si que había revuelo en el bosque,
el gran oso se ha casado,
y nadie ha visto a su esposa,
y ha vuelto de la luna de miel sin ella.

El bosque pasó todo el día
de habladuriílla en habladuriílla .
Todos querían saber más,
pero el gran oso dormía,
y sabían que hasta que no despertara
mejor… no despertarlo.

Cuando se abrió la puerta
de la silenciosa cueva
donde dormía el gran oso
todos estaban en la puerta
y al unísono le dijeron:
“Cuéntanos, ¿cómo es que te casaste?”

El grandísimo oso los miró,
y una gran carcajada nació en su pecho…
¿cómo que me casé?
y el conejito de la mañana le contestó:
Si oso sí, esta mañana
me contestaste que venias de luna de miel,
eso es que te has casado…

Jajajá, jajajá
Seguía riéndose el oso,
venía de estar toda la noche
tumbado en el claro del páramo
comiendo muchísima miel.
A eso le llamamos luna de miel
pues estamos contemplando la luna
con su color de miel,
y comiendo y comiendo mucha,
muchísima miel…

Yo no me caso conejito orejudo…
hasta que tu no puedas ser mi padrino
y traigas a mi osa de tu brazo…

y creo… que todavía te falta para eso….
jajajá, jajajá

Romero de Buñol
20-02-2012

1 comentario:

patxi pérez dijo...

Es tu blog interesante,un placer visitarte.
Saludos.

pacocao2002@yahoo.es

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