Un vestido te voy a fabricar, negro intenso,
para que tu cabello dorado brille cual luna,
para que las estrellas de tus ojos resplandezcan.

No usaré telas, ni linos, ni manto que te envuelva,
las yemas de mis dedos recorrerán tu desnudez
e irán cubriendo la hermosura de mi deseo… tu cuerpo.

Mis dientes serán las joyas de tu corona,
y una gargantilla de mordiscos adornaran tu cuello,
y un cinturón de mis pasiones se anclaran en tus caderas.

Desnudaré tu deseo,
tu voluptuosidad renacerá de nuevo bajo mis dedos,
y gloriosa, con un traje de ninfa, ante mi altiva te alzaras.

Mi musa,
desnúdame mientras visto tu cuerpo,
arranca mis harapos, rompe mis vestiduras,
y bajo la inquisidora mirada de las estrellas
poséeme insatisfecha de la divinidad,
para que terminemos tu vestido, vestido de musa,
rendidos y abrazados sobre el lecho
donde antes callábamos las pasiones.

Romero de Buñol
08-10-10