viernes, 15 de octubre de 2010

manos oxidadas


Oxidadas mis manos,
ya no sabrían acariciarte,
ni sentir tu desnudez
bajo el calido deseo.

Llagado de olvido lloré
y mis yemas se arrugaron
al igual que tierra yerma.

Mis labios… sangraron
por la melancolía de la ausencia
que los tuyos causaban…
perdieron el color,
la juventud se marchitó en ellos…
hasta el habla les costaba sacar.

Ya en mi otoño desperté,
esta mañana se vestía de gris,
cuando nuevamente me llamaste,
volví a llorar amargo,
mis manos tu cuerpo no sentían,
y mis labios volvieron a sangrar.

Me abrazaste,
lloraste mis lágrimas,
en tus besos mi sangre bebías,
te prometí que nunca te lo permitiría,
y nuevamente moría abrazado a ti.

Romero de Buñol
15-10-10

1 comentario:

Anónimo dijo...

esta es mi favorita!!!es tremendamente dulce y tan verdadera!!! thanks love you poems! Nebraska.

pacocao2002@yahoo.es

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